Contaminantes emergentes: un problema invisible que amenaza nuestros ecosistemas

María Rosa Smith

MARÍA ROSA SMITH
Ambientalista, farmacéutica, Magíster en Salud Pública, Investigadora asociada MS GCABA, Especialista en Farmacia Sanitaria y Legal, Jefa División Farmacia HGAET.


Un recurso vital en riesgo

La creciente frecuencia de fenómenos climáticos extremos, como las inundaciones registradas en Bahía Blanca, constituye una dolorosa advertencia sobre los desequilibrios ambientales que ya están afectando nuestras vidas. Frente a este escenario, el agua se presenta como un recurso fundamental: renovable, sí, pero limitado, vulnerable y profundamente interconectado con la salud ambiental y la sostenibilidad del planeta.
Según datos de Naciones Unidas, el 80 % de las aguas residuales generadas por la actividad humana se vierten al ambiente sin tratamiento alguno, lo que representa un riesgo ambiental y sanitario de escala global [1]. El agua se encuentra en el epicentro del desarrollo sostenible: es esencial para la producción de alimentos, la salud, la energía y los ecosistemas. También constituye un eje crucial para la adaptación al cambio climático y un nexo vital entre la sociedad y el ambiente [2]. El agua es una cuestión de derechos. La Asamblea General de la ONU reconoció en 2010 el derecho humano al agua y al saneamiento, definiéndolo como el acceso a una cantidad suficiente, segura, aceptable, asequible y físicamente accesible para uso doméstico y personal [2]. No obstante, 2.200 millones de personas aún carecen de acceso a servicios de agua potable gestionados de forma segura, y 3.500 millones no cuentan con servicios de saneamiento adecuados, lo que refleja una brecha urgente por cerrar [3].
La gestión sostenible del agua es, por tanto, un imperativo ético, ambiental y sanitario.
En Argentina, el diagnóstico nacional revela debilidades estructurales severas en el tratamiento de aguas residuales. Solo el 17,3 % del volumen total generado recibe tratamiento adecuado, mientras que más del 70 % de las plantas de tratamiento opera en estado regular o malo, muchas de ellas con sistemas lagunares obsoletos o colapsados. El reúso de aguas tratadas representa apenas el 1,75 %, y no existen marcos normativos específicos que promuevan el aprovechamiento de subproductos ni el cierre de ciclos desde un enfoque de economía circular [4].

Contaminantes emergentes: qué son y por qué preocupan

Los contaminantes emergentes (CE), comprenden una amplia gama de compuestos químicos que no están regulados ni tradicionalmente monitoreados, pero cuya presencia en el ambiente genera una creciente preocupación en el ámbito científico y regulatorio global. El término se refiere a una amplia variedad de compuestos de distintas fuentes y naturaleza química que han sido detectados en cuerpos de agua superficiales, subterráneas y en suelos agrícolas o urbanos. Estos contaminantes son resultado directo de actividades antropogénicas y representan una amenaza significativa para los ecosistemas y la salud humana y animal. Comprenden un amplio grupo de compuestos, como fármacos, productos de cuidado personal, hormonas, pesticidas, drogas ilícitas y aditivos industriales (incluyendo plastificantes y retardantes de llama), cuya presencia en el ambiente ha sido documentada de forma creciente en las últimas décadas.

Persisten, se acumulan y no se van

Aunque suelen encontrarse en concentraciones muy bajas (nanogramos o microgramos por litro), poseen características que los hacen particularmente problemáticos: bioacumulación (en tejidos de un organismo vivo a lo largo del tiempo), bioconcentración (se acumulan en concentraciones más altas que las presentes en el ambiente circundante) biomagnificación (se concentran cada vez más a medida que se asciende en los niveles tróficos), alta movilidad y, en muchos casos, resistencia a la degradación biológica [5] [6]. Esto implica que su efecto no depende tanto de la persistencia individual, sino de su presencia continua y acumulativa en el ambiente. Otro aspecto particularmente preocupante de estos contaminantes es que no es necesario que sean persistentes en el medio ambiente para causar efectos negativos, ya que sus tasas de transformación y remoción pueden ser compensadas por su continua introducción. Las plantas de tratamiento convencionales de aguas residuales no tienen la capacidad de eliminarlos por completo [8].

Fármacos bajo la lupa

La literatura científica ha identificado una extensa nómina de fármacos presentes en efluentes hospitalarios, entre ellos: Ibuprofeno, ketoprofeno, naproxeno, diclofenac, paracetamol, acido acetil salicílico, metformina, gemfibrozil, cenfibrozil, carbamazepina, sulfametoxazol, ciprofloxacina, norfloxacina, eritromicina, ofloxacina, estreptomicina, penicilina, amoxicilina, propofol, propanolol, atenolol, codeína, tramadol, metadona, furosemida, 17-beta-estradiol, dietiletilbestrol, diacepam. Entre los fármacos más frecuentemente detectados se mencionan: diclofenac, ibuprofeno, ketoprofeno, paracetamol, naproxeno, ciprofloxacina, eritromicina, carbamazepina, atenolol, dexametasona y hormonas esteroideas. [9] [10] [11]
Figura 1. Mapa global de contaminación farmacéutica en ríos, según Wilkinson et al. (2022). Fuente: PNAS, 119(8), e2113947119. https://doi.org/10.1073/pnas.2113947119
El impacto de los fármacos en el ambiente acuático ha dejado de ser una hipótesis para convertirse en un problema documentado a escala global. Un estudio liderado por Wilkinson et al. analizó la presencia de contaminantes farmacéuticos en 258 ríos distribuidos en 104 países, abarcando más de 1000 sitios de muestreo. Los resultados fueron contundentes: las concentraciones acumuladas de principios activos farmacológicos son significativamente más altas en regiones con infraestructura de tratamiento deficiente, como América Latina y África. [12]. La Figura 1 muestra el mapa global de contaminación farmacéutica, revelando la urgencia de generar datos locales y políticas de mitigación.

Hospitales: un punto crítico de descarga

Los hospitales representan uno de los puntos críticos de descarga de contaminantes emergentes al ambiente. A diferencia de otras fuentes, los efluentes hospitalarios contienen una mezcla compleja de sustancias activas, incluyendo antibióticos, analgésicos, antidepresivos, citostáticos, medios de contraste, hormonas y sus metabolitos, que son excretados por pacientes o descartados como residuos. La dosis administrada de un fármaco puede ser eliminada en forma activa por orina o heces a diferentes tasas de excreción, lo que permite su ingreso directo a las redes cloacales.[8]
Este tipo de efluentes no solo posee una carga química significativa, sino también una gran variabilidad en su composición, según el tipo de hospital, su tamaño, la actividad médica realizada y la infraestructura de tratamiento disponible. En muchos países —incluyendo Argentina— los hospitales descargan sus residuos líquidos directamente en los sistemas cloacales municipales sin tratamiento específico previo, lo que implica que estos contaminantes llegan a plantas que no están diseñadas para eliminarlos.
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Conclusión

Lo que los fármacos nos están diciendo

La presencia de medicamentos en cuerpos de agua, incluso en concentraciones mínimas, pone de manifiesto una dimensión del impacto sanitario que ha cobrado relevancia en las últimas décadas. Más allá de sus beneficios terapéuticos, los fármacos mal gestionados se transforman en una carga invisible pero persistente para los ecosistemas.
Su permanencia en el ambiente, su capacidad de bioacumulación y sus efectos sobre la fauna, los suelos y las cadenas tróficas revelan las consecuencias de un modelo que no ha integrado criterios ambientales en la producción, uso y descarte de insumos terapéuticos.
El abordaje de esta problemática requiere un cambio de paradigma en la gestión de los efluentes hospitalarios, incorporando tecnologías de tratamiento avanzadas, sistemas de monitoreo específicos y regulaciones adecuadas. En nuestro contexto, donde aún no existen normativas específicas para contaminantes emergentes, resulta imperioso impulsar políticas integradas que contemplen el enfoque de Una Salud, que vincula la salud humana, animal y ambiental, al tiempo que fomenten la investigación aplicada y promuevan la cooperación interinstitucional.

Tiempo de actuar

En este escenario, los contaminantes emergentes se revelan como síntomas de una crisis más profunda. La presencia de fármacos en aguas residuales no solo constituye una amenaza ambiental, sino también una señal de alarma que exige el desarrollo de marcos normativos que definan límites permisibles y promuevan tecnologías de tratamiento adaptadas a la infraestructura local. La articulación entre los sectores de salud, ambiente y ciencia debe ser prioritaria.
Reconocer, monitorear y mitigar estos contaminantes no es solo una acción técnica: es una decisión política y ética orientada a construir un futuro más saludable y sostenible para todos.
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Referencias bibliográficas
  1. ONU Agua. Wastewater: An untapped resource [Internet]. 2018 [consultado 3 de abril de 2025]. Disponible en: https://www.unwater.org/publications/world-water-development-report-2017
  2. Organización de las Naciones Unidas. El agua y los Objetivos de Desarrollo Sostenible [Internet]. UN.org. Disponible en: https://www.un.org/es/global-issues/water
  3. OMS/UNICEF. Progress on household drinking water, sanitation and hygiene 2000–2022: Special focus on gender [Internet]. Geneva: World Health Organization and the United Nations Children’s Fund (UNICEF); 2023. Disponible en: https://www.who.int/publications/i/item/9789240073363
  4. Dirección Nacional de Agua Potable y Saneamiento. Diagnóstico y Prospectiva del Tratamiento de Aguas Residuales en Argentina [Internet]. Ministerio de Obras Públicas; 2021. Disponible en: https://www.argentina.gob.ar/obras-publicas/agua-potable-y-saneamiento/diag nostico-y-prospectiva-del-tratamiento-de-aguas
  5. Ferrari B, Paxeus N, Giudice RL, Pollio A, Garric J. Ecotoxicological impact of pharmaceuticals found in treated wastewaters: Study of carbamazepine, clofibric acid, and diclofenac. Ecotoxicol Environ Saf. 2003;55(3):359–370.
  6. World Health Organization. The occurrence of pharmaceuticals in the environment and their relevance to human health. WHO; 2012.
  7. Cleuvers M. Mixture toxicity of pharmaceuticals to Daphnia magna. Ecotoxicol Environ Saf. 2004;59(3):309–315.
  8. Sarizadeh M, Alavi N, Mohammadi F. Occurrence and fate of pharmaceutical compounds in hospital wastewater. Environ Health Eng Manag J. 2021;8(4):273–284.
  9. Vicentin E, Ferreirós Gago L, Magnatti C. Efectos de medicamentos sobre especies acuáticas argentinas. Universidad Nacional del Litoral; 2022.
  10. Nikolaou A, Meric S, Fatta D. Occurrence patterns of pharmaceuticals in water and wastewater environments. [Internet]. [consultado el 13 de julio de 2023]. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/6596397_Occurrence_patter ns_of_pharma ceuticals_in_water_and_wastewater_environments
  11. 9. Baltic Marine Environment Protection Commission. Pharmaceuticals in the aquatic environment in the Baltic Sea region – A status report [Internet]. Helsinki: UNESCO; 2017 [consultado el 14 de julio de 2023]. Disponible en: https://helcom. fi/media/publications/BSEP149.pdf
  12. Wilkinson JL, Boxall ABA, Kolpin DW, et al. Pharmaceutical pollution of the world’s rivers. Proc Natl Acad Sci USA. 2022;119(8):e2113947119. https://doi.org/10.1073/pnas.2113947119