ANDRÉS AÑÓN
Presidente de la Federación de Profesionales del GCABA.
La Ley 6035 representa un pilar fundamental para el desarrollo del sistema de salud en la Ciudad de Buenos Aires. Su importancia radica en establecer una Carrera Única para todos los profesionales de la salud, reconociendo la diversidad e interdependencia de las disciplinas que conforman el equipo sanitario. Separar una de estas profesiones en una carrera exclusiva no solo fragmentaría el sistema, sino que también desvalorizaría el aporte indispensable de cada una de las áreas que hacen posible una atención integral a los pacientes.
La salud es una construcción colectiva. Cada profesional aporta desde su conocimiento y práctica al bienestar del paciente. La Ley 6035 garantiza una estructura equitativa para todos los integrantes del equipo de salud, estableciendo reglas claras para el desarrollo profesional sin favorecer a una disciplina sobre las demás. Esta normativa ha permitido consolidar un sistema basado en la colaboración y la complementariedad, evitando privilegios que podrían generar desigualdades.
Sin embargo, la posibilidad de avanzar hacia una carrera exclusiva para una sola disciplina conlleva serias consecuencias. En primer lugar, rompería con la equidad del sistema y fomentaría desigualdades entre los profesionales. También desincentivaría el trabajo interdisciplinario, que es la base del modelo de salud en el que nos apoyamos. Entendemos que cada profesión tiene particularidades y responsabilidades específicas, pero esto no significa que algunas sean más importantes que otras ni que, de manera aislada, puedan responder a las necesidades reales de la población.
Nuestro sistema de salud es un referente en América Latina. Funciona gracias a la labor conjunta de todos los sectores: desde las guardias que operan 24/7, hasta los centros de salud, consultorios externos, internaciones y prácticas especializadas. Todos asumimos riesgos y responsabilidades críticas. La Ley 6035 ya contempla estas diferencias a través de categorías, funciones y responsabilidades específicas, por lo que fragmentar los derechos y condiciones de trabajo en función de percepciones individuales no haría más que debilitar el sistema.
Más aún, dividir al equipo de salud generaría tensiones internas, afectando la atención al paciente y dificultando la cooperación entre disciplinas. También abriría la puerta a una peligrosa tendencia de segmentación, donde otras áreas podrían exigir sus propias carreras, llevando a un sistema atomizado, menos eficiente y más costoso para el Estado.
El reconocimiento profesional no se logra aislándose del equipo de salud, sino fortaleciéndolo. El liderazgo debe ser integrador y no excluyente. La Ley 6035 es un logro colectivo que garantiza derechos para todos, y su defensa es clave para seguir construyendo un sistema de salud equitativo, inclusivo y eficiente. Unidos, somos más fuertes.