El desgaste laboral y su impacto en las y los profesionales de salud

Andrea Berra

Lic. Andrea Berra


Introducción y propósito

El desgaste laboral de las y los trabajadores es un tema que afecta de manera silenciosa a quienes desempeñamos nuestras prácticas en servicios de salud. Es primordial abordar esta problemática desde un enfoque de cuidado colectivo y sindical para incidir a través de acciones organizadas en la generación de políticas públicas para la mitigación y afrontamiento del desgaste laboral. Es desde este marco que se centra el presente trabajo, el propósito del mismo es caracterizar de manera breve el desarrollo de concepciones teóricas sobre desgaste ocupacional, laboral y/o profesional y contribuir a la construcción de un abordaje integral de la problemática ante la falta de programas o proyectos para fortalecer el cuidado de la salud de las y los trabajadores desde las políticas gubernamentales.

A nivel mundial, desde la década del 70 se han desarrollado investigaciones orientadas a analizar la alta incidencia del estrés en los profesionales de la salud y sus sistemas de afrontamiento a fin de identificar su problemática y posibles métodos de solución (Pera y Serra, 2002). Asimismo, existen varios estudios epidemiológicos (Martínez, et al., 2008; Buendía Vidal y Ramos, 2001) que nos informan sobre altos niveles de inestabilidad emocional y estrés laboral en los trabajadores como son: elevados niveles de depresión, ansiedad, índices de suicidio y adiciones. Por ello, es relevante tener presente las características específicas de las actividades que se realizan en el sector de la salud, las cuales implican, entre otras, un contacto permanente con el sufrimiento, dolor, angustia y muerte, según la gravedad de las demandas en nuestras prácticas de atención, como así también la evaluación de las condiciones laborales y ambientales de las instituciones donde trabajamos. Dichas particularidades son fuente permanente de tensiones, y a su vez, son consideradas como parte del desarrollo de riesgo profesional (Martínez, et al., 2008).

Metodología

Se realiza una revisión bibliográfica de las investigaciones y argumentos sobre la problemática del desgaste profesional desde una mirada crítica y con enfoque de derechos. Se parte de las primeras conceptualizaciones asociadas al “burnout” hasta la consideración del desgaste ocupacional como la epidemia del siglo XXI según la perspectiva de la Organización Mundial de la Salud.

Marco teórico

El llamado “burnout”, si bien ha sido descubierto por primera vez hace más de 50 años, en el último tiempo se ha extendido como parte de los problemas de salud que afectan a las y los trabajadores de dicho sector, principalmente a partir de la pandemia de COVID 19.

El “burnout” o sentirse quemado, se conceptualiza como un síndrome o conjunto de síntomas que aparecen en la persona expuesta a situaciones de estrés crónico, en nuestro caso profesionales de la salud que al prestar servicios de atención o trabajar en condiciones de trabajo y empleo desfavorables, como es lo que nos afecta actualmente ante las políticas de ajuste de gasto público y de odio frente al cuidado de todo lo relacionado con las prácticas en los ámbitos de trabajo público, agravadas en el contexto de crisis económica, social y cultural que vivimos en este tiempo en Argentina. Las consecuencias son negativas tanto para la salud de las y los profesionales de salud, como para la organización en la que trabajan, afectando también la calidad de la atención brindada a la población que asiste a los servicios de salud pública.

El desgaste ocupacional, como es nombrado por la OMS (2018), no aparece de manera instantánea, sino que depende de un proceso continuo y silencioso en el que hay presencia de estrés crónico sostenido en el tiempo y estrategias de afrontamiento fallidas. Su ocurrencia se asocia a la predisposición de mayores riesgos de errores profesionales con efectos negativos tanto a nivel individual como organizacional, pudiendo producir desde una disminución de la calidad del trabajo y conflictos laborales hasta el desarrollo de trastornos mentales, problemas psicosomáticos e incluso casos de suicidio en trabajadores de salud (Ullström S; 2014).

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2023), el desgaste ocupacional es el resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha podido manejar de manera exitosa. Es importante reconocer que este síndrome se refiere específicamente a los fenómenos en el contexto laboral y no debe aplicarse para describir experiencias en otras áreas de la vida.

A pesar de múltiples estudios sobre esta problemática, recién en 2019 la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2019) la introdujo en el listado de problemas asociados con el empleo o desempleo, debido a que su creciente impacto en la salud de la población mundial contribuyó a que dicha organización internacional la nombrara como la epidemia del siglo XXI; pero fue unos años después, en el 2022, que la reconoció específicamente como enfermedad laboral y comenzó a entrar en vigor como parte de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) con la nominación de “Síndrome de desgaste ocupacional” y con el código QD 85 (CIE-11), utilizando una definición más minuciosa, en la cual se incluyeron tres dimensiones del síndrome de desgaste y se excluyeron otros trastornos que no forman parte del área laboral, lo cual legitima más explícitamente la existencia de este síndrome y los límites para evaluar su presencia y poder realizar un diagnóstico diferencial oportuno.

Resultados

De acuerdo a estudios estadísticos el personal de salud es uno de los grupos más afectados por el “burnout”.

En 1982, la psicóloga Cristina Maslach, y el psicólogo Michael P. Leiter, crearon el Maslach Burnout Inventory (MBI) para diagnosticar este padecimiento en el personal de salud. Desde entonces, varios investigadores han señalado que puede aplicarse a trabajadoras y trabajadores de otras áreas, no necesariamente a quienes brindan un servicio de atención de salud.

Para su adecuado diagnóstico se pueden identificar tres principales dimensiones en la presentación clínica del síndrome de desgaste ocupacional:

  1. Agotamiento emocional: sentimientos de falta de energía, sentirse constantemente con cansancio, incluso al iniciar el día.
  2. Despersonalización: aumento de la distancia mental con respecto al trabajo o sentimientos negativos, como puede ser no sentir compromiso con las propias actividades ni con los pacientes, pudiendo llegar hasta el cinismo en el trato con los pacientes o quienes demandan atención.
  3. Ineficacia: afectación del desempeño laboral y falta de realización personal.

Es importante recalcar que estas tres dimensiones se desarrollan de forma progresiva en el orden en que fueron mencionados, es decir, se inicia con el agotamiento emocional, las y los profesionales de salud comienzan a volverse apáticos acerca de su trabajo y pierden el interés por situaciones que se presentan durante su día laboral.

A continuación, se desarrolla la fase de despersonalización y cinismo, en la cual aparece una actitud negativa hacia el trabajo y hacia el lugar donde se trabaja, asimismo puede aparecer un proceso de deshumanización en la atención.

Por último, se presenta la ineficacia, que se manifiesta como sentimientos de incompetencia, junto con disminución de la productividad en el trabajo, a pesar de encontrarse en la cúspide de su vida profesional. Un ejemplo de esta dimensión, según investigaciones, puede distinguirse cuando los profesionales de salud expresan que se sienten agobiados por el trabajo que amaban o sienten que, a pesar que trabajen mucho, siempre hay más trabajo que hacer (Bridgeman, 2018, citado en Alvarado-Ferllini, 2021).

Algunos de los síntomas físicos que se presentan con el desgaste laboral son:

  • Jaquecas
  • Gastritis
  • Aumento de la presión arterial y mayor incidencia de colon irritable
  • Menor eficacia del sistema inmune
  • Taquicardia
  • Sudoración, temblor corporal, tics nerviosos
  • Obesidad y sobrepeso
  • Pérdida del cabello
  • Menstruación irregular
  • Enfermedades cardiacas
  • Presión de dientes y mandíbula (bruxismo)
  • Manos y pies fríos, tensión muscular
  • Diarrea o estreñimiento
  • Insomnio
  • Tartamudeo
  • Alteraciones de la piel
  • Algunos de los síntomas psicológicos que aparecen con el desgaste laboral son:
  • Dificultad para concentrarse
  • Aumento en los errores
  • Menos capacidad de toma de decisiones
  • Disminución de la memoria
  • Ansiedad, preocupación en exceso, pensamiento catastrófico y lento
  • Cambio en el estilo de vida
  • Propensión a tener accidentes
  • Inquietud, miedo o pánico, preocupación excesiva, irritabilidad
  • Reducción del deseo sexual
  • Disminución de la autoestima y constantes cambios de humor que, si no son tratados a tiempo, pueden ser causa de depresión y desestabilidad emocional.

Con respecto al abordaje integral del desgaste profesional, es importante destacar que es necesario reconocer su existencia y brindar a las y los profesionales de salud un programa de capacitación con perspectiva clínica sobre el desgaste laboral y sus formas de afrontamiento, para que puedan detectar de manera temprana y oportuna los principales síntomas y ofrecer las herramientas necesarias a nivel organizacional para propiciar la mitigación del mismo a través de diferentes intervenciones a nivel grupal e institucional, puesto que es fundamental el apoyo entre colegas y el abordaje integral desde la institución en la que pasan gran parte del tiempo de su vida diaria.

Según el registro de diferentes intervenciones (Alvarado-Ferllini, 2021), algunas de las medidas que pueden fomentar las organizaciones son las siguientes:

  • Implementar programas que involucren redes de apoyo, con el objetivo de cuidar la salud mental y física de los trabajadores.
  • Estrategias para equilibrar la carga de trabajo.
  • Replantear jornadas laborales y salarios adecuados
  • Promover estrategias de trabajo en equipo y organización en redes colectivas

Desde una mirada integral que incluya diferentes dimensiones: 1) autocuidado o cuidado personal, 2) cuidado entre colegas y/o equipo de salud y 3) cuidado organizacional, priorizando en las tres dimensiones el enfoque de cuidado colectivo.

El enfoque de cuidado colectivo se centra en la idea de que el cuidado no es solo una responsabilidad individual, sino un esfuerzo compartido dentro de un colectivo social. Partir del cuidado colectivo permite desarrollar una estrategia de acercamiento más amplia que la prevención del desgaste laboral e incorporar la noción de lo político y el poder de lo colectivo para su transformación. Es una perspectiva superadora que parte de la historización de las luchas de los movimientos sociales y sindicales y es desde esta justificación que podemos contribuir a la construcción de un abordaje de esta problemática que incorpore la voz de las y los trabajadores de salud.

Desde este enfoque de cuidado colectivo es imprescindible generar políticas públicas para propiciar intervenciones a nivel organizacional con espacios grupales para la reflexión y abordaje crítico del malestar laboral a través de encuentros planificados para hacer visible esta problemática y establecer jornadas laborales que incluyan el tiempo para el descanso y relax, como así también la construcción de comisiones especiales de abordaje de situaciones estresantes, como pueden ser emergencias, casos críticos, previsión y/o evitación de errores profesionales, entre otras propuestas. Asimismo, es primordial la generación de una comisión especial para la evaluación de las condiciones laborales y medio ambiente de trabajo para su transformación en pos de la promoción y sostenimiento de la salud de las y los trabajadores.

Conclusiones

Nos hemos adentrado en la problemática del desgaste laboral con la idea de comprender su incidencia en la salud de las y los trabajadores a través de su sostenimiento como estado crónico a través del tiempo y su relación con la existencia de condiciones laborales y medio ambiente de trabajo desfavorables acordes a una falta de programas o proyectos que propicien el cuidado de la salud de las y los trabajadores.

Hemos destacado el enfoque de cuidado colectivo como una propuesta superadora para el abordaje de esta problemática al implicar una posición política que contribuye a la construcción de políticas públicas que propicien un abordaje clínico, grupal e institucional, a la par que un trabajo en red con la participación de organizaciones sindicales y la lucha por la transformación social por medio de acciones concretas para mejorar las condiciones laborales y salariales de todas y todos los trabajadores de salud.


Bibliografía

La foto de autor es propiedad de la misma, la foto ilustrativa es una Imagen generada por inteligencia artificial (ChatGPT, OpenAI) para ilustración editorial.