Lic. Marina Figueira
@marina.figueira.16
Introducción
Este artículo se basa en una experiencia de trabajo que se viene desarrollando. La autora es trabajadora social y se desempeña como Jefa de Sección del Departamento de Servicio Social del Instituto de Rehabilitación Psicofísica (IReP), dependiente de la Dirección General de Hospitales, y ésta de la Subsecretaría de Atención Hospitalaria del Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCABA).
El origen del IReP no es como tal; data del año 1949 como Ciudad Infantil Amanda Allen, obra de la Fundación Eva Perón, en la que se albergaba a niños provenientes de familias en situación de vulnerabilidad y era, también, un espacio de vacaciones para otros provenientes del interior del país. Los niños que se alojaban aquí eran derivados por colegas de esa época, mujeres, cuyos títulos profesionales acompañaban la cosmovisión de ese momento: visitadoras de higiene, asistentes sociales. Con el derrocamiento del presidente Juan Domingo Perón en 1955 la Ciudad Infantil dejó de funcionar.
Sin embargo, sus construcciones servirían desde 1956 como hospital de rehabilitación para los niños que sufrieron la segunda epidemia de poliomielitis en Argentina[1]. Este fue el contexto de origen del actual IReP como hospital de rehabilitación[2]. La participación profesional del Trabajo Social continuó sosteniéndose desde un rol preponderante, siendo miembro del equipo de salud, interviniendo en pos de la garantía de los derechos sociales de las personas, aportando a la reinserción social, a acompañar el proceso de salud-enfermedad-atención-cuidado y la discapacidad como problema social.
En 1992, como un testimonio de las políticas de descentralización neoliberales, el Instituto pasó a manos de la entonces Capital Federal. Con el paso del tiempo se designa la denominación actual: IReP. Asimismo, a lo largo de su historia ha ampliado el rango de edad de las personas usuarias de sus servicios como así también los diagnósticos médicos abordados.
Es un efector del subsistema de salud pública, uno de los treinta y cuatro hospitales del GCABA, monovalente, especializado en rehabilitación motora.
El IReP brinda respuesta a la población que reside en su ámbito de dependencia, en la provincia de Buenos Aires, en el ámbito nacional ampliado y a población de otros países.
Su objetivo principal es el de brindar tratamiento de rehabilitación motora integral a las personas que así lo necesiten. A tal fin, se cuenta con diversos consultorios médicos de especialidades, profesiones no médicas de terapias de rehabilitación, otras profesiones no médicas e infraestructura para desarrollar estos servicios, siempre tendiendo al fin último de lograr la reinserción física y social de la persona.
Para ello, el IReP cuenta con dos dispositivos de rehabilitación, según la necesidad que se evalúe en la persona y según la disponibilidad de recurso físico y humano a nivel institucional: tratamientos en modalidad ambulatoria y en internación.
El arribo del trabajador social a un consultorio
Si bien los trabajadores sociales del IReP participan en equipos de trabajo desde los inicios de la organización, hubo un antecedente en cuanto a la inserción de una trabajadora social en un consultorio externo.
La actual Jefa del Departamento, en los años de su rol asistencial de trabajo, fue la referente para el equipo de Lesión Medular y participaba cada lunes en ese consultorio externo. Luego, en su rol de conducción, propuso al equipo de trabajadoras sociales compartir su buena experiencia de trabajo e insertarse en diferentes consultorios médicos de especialidades. Todas aceptaron, con entusiasmo, pero vislumbrando un desafío. En esa reunión, en agosto de 2022, quien relata fue la primera en preguntar: “¿se puede elegir en qué consultorio?”, a lo cual la Jefa repreguntó: “¿a vos cuál te gustaría?”, y se respondió: “¡el de hemipléjicos!”. Su respuesta tranquilizadora fue: “sí, te iba a poner en ese, te veo en ese consultorio”.
Quien escribe este artículo observó desde que ingresó a trabajar en el IReP en 2015 que existía una organización y liderazgo de estilo democrático en el denominado “Equipo de Hemi[3] internados”. La palabra profesional de la trabajadora social es escuchada. Las diferencias laborales con compañeros de otras profesiones en cuanto a criterios y estrategias de intervención no son un escollo al momento de priorizar siempre las necesidades y derechos del usuario. Se construyó una identidad en ese equipo.
Por lo tanto, al pensarse participando en un consultorio externo médico fue en el de usuarios hemipléjicos. La jefa supo anticiparse y proyectar una inserción fructífera en el mismo. Ella gestionó las conversaciones y acuerdos correspondientes con los médicos y en septiembre de 2022 se comenzó a participar en “El Cónsul[4] de Hemi y TEC” (traumatismo encéfalo craneano) –por falta de médicos fisiatras se abordan ambos diagnósticos de daño cerebral adquirido en un mismo consultorio-.
Físicamente, el consultorio consta de tres boxes, conectados por un pasillo. En cada box atiende un médico fisiatra. Con dos de las médicas fisiatras que ocupan esos boxes el vínculo con la trabajadora social venía siendo asiduo porque conocerlas en el trabajo en internación; la tercera médica no trabaja en internación y el vínculo era escaso. La nueva presencia fue bien recibida. Con el devenir del tiempo una médica renunció a su cargo en el IReP y su rol fue asumido por un médico.
La tarea, en primera instancia, es participar junto al médico en las consultas de usuarios que por primera vez se atienden en el IReP y en este consultorio. Se presenta el médico y se presenta la trabajadora social con su nombre, apellido y profesión.
En términos generales se trata de usuarios y referentes afectivos que se acercan con expectativas acerca del IReP y de la rehabilitación en la mejora de su calidad de vida; personas que necesitan ser escuchadas en el relato de sus vivencias, de sus demandas, de su angustia por la irrupción de la discapacidad; personas, algunas, que traen un itinerario terapéutico en otras organizaciones y que conocen sus derechos, el concepto, gestión y uso del Certificado Único de Discapacidad (CUD), y prestaciones de seguridad social; personas, otras, que aún no han podido reorganizar su vida cotidiana, laboral y de cuidados, con una frágil o inexistente red social de contención, con un débil bagaje de capitales social, cultural, simbólico y económico, que se sienten desorientadas en la fase de crisis que atraviesan.
El objetivo de la inserción en las consultas de primera vez es sostener la entrevista social con estos usuarios y sus referentes afectivos, contenerlos, asesorar en cuanto a derechos (con énfasis en las leyes 22431 y 24901), orientarlos en la gestión de recursos (CUD, retiro anticipado por invalidez, asignación familiar por hijo con discapacidad, pensión no contributiva por invalidez, afiliación a coberturas del subsistema de seguridad social, medicación, equipamiento ortopédico, derivación a organismos de asesoramiento e intervención legal, pases libres, programas de otros ministerios y/o de otras jurisdicciones, actividades en la Agencia Nacional de Discapacidad –ANDis-), presentar que el IReP tiene Servicio Social y que cada organización del campo de la salud también tiene el propio para solicitar intervención si así lo requieren, presentar al IReP y su dinámica en los casos que el tipo de tratamiento que se ofrece es la internación.
No hay pautas estancas en la intervención profesional de esta trabajadora social en el Cónsul de Hemi y TEC. En primer lugar, porque no todas las orientaciones, tiempo de entrevista, tipo de explicación (oral y escrita), tono y volumen de voz son estandarizados para los usuarios, sino que se adaptan a las características de las personas. Por otro lado, hay usuarios de veces ulteriores cuya situación amerita la intervención de la trabajadora social, y en esas consultas también se participa de manera activa; entre estos usuarios están quienes realizaron su tratamiento de rehabilitación en modalidad internación y se los acompaña en el seguimiento de intervenciones profesionales pretéritas. En tercer lugar, el espacio físico es dinámico: algunas veces la trabajadora social se sienta en una silla; en otras, en la camilla; hay ocasiones en que permanece de pie; si la situación lo requiere sale del consultorio y mantiene una intervención con el familiar en el pasillo. En algunas circunstancias el espacio se vuelve pequeño e invasivo: usuario, más de un referente afectivo, médico del IReP, residente, rotante, médico de otro hospital que consulta, chofer de ambulancia/camillero, trabajadora social; se trata de ingresar o salir de la escena según el modo en que se desenvuelve la consulta. También se desplaza de un box a otro según los espacios en que los usuarios sean atendidos por el médico.
Asimismo, desde una mayor informalidad, colabora en correr la camilla del consultorio si se necesita espacio, traer desde el sector de Archivo una historia clínica en formato papel si se requiere o llamar a un usuario en la sala de espera para que ingrese al consultorio.
Otro espacio que abre al diálogo interdisciplinario se lleva a cabo el cuarto jueves de cada mes, en la reunión de equipo sobre los usuarios hemipléjicos y con TEC que realizan tratamiento de manera ambulatoria. Kinesiólogas, terapistas ocupacionales, fonoaudiólogas, psicólogas, psicopedagogas, médicos fisiatras y trabajadora social abordan la situación de ciertos usuarios para compartir objetivos, avances, dificultades, necesidades, orientaciones y altas de tratamiento.
Se vivencia la inserción como productiva desde lo personal y desde lo profesional, esferas íntimamente imbricadas. Hay personas que se sorprenden al observar una trabajadora social en un consultorio tradicionalmente médico y resaltan esta participación; hay personas que muestran sus laboratorios o el informe de su última resonancia, estudios que se pasan al compañero médico para su evaluación. Los compañeros médicos explican cuestiones de salud de orden biologicista que aportan a contextualizar la situación de salud de los usuarios. Asimismo, sucede que mientras se está en entrevista en un box, se asoma un compañero médico que está atendiendo en otro, y solicita que luego se acerque a su espacio. Los residentes y rotantes médicos preguntan con curiosidad y con respeto la causa de la presencia de la trabajadora social, momento que se aprovecha para presentar al Trabajo Social y al rol del Servicio Social del IReP.
Cada jueves en ese espacio se aprende también con los compañeros médicos a ser más cauta al abordar temas como la gestión del CUD y la derivación a la ANDis, pues (tal vez viciada por la profesión en la defensa de derechos) advierten que no todo usuario es evaluable para emisión de CUD ni que todo usuario tendría criterio para un apto físico a fin de desarrollar actividades deportivas en la ANDis. El impacto de las palabras y las orientaciones pueden ser de arraigo en las personas, y lo que cada uno como personal de salud exprese puede generar sobreexpectativas.
Desde lo vincular como equipo de trabajo, se profundiza confianza con los compañeros médicos con quienes se trabaja en el área de internación (y hasta se manejan algunas palabras claves); y se has comenzado a forjar confianza con la compañera con quien antes no se compartían espacios de trabajo.
Cierre, pero con la puerta abierta
Como trabajadora social la intervención profesional es desde la salud, desde la potencialidad, desde los derechos. Retomando las clases y un artículo de Hugo Spinelli[5], se puede decir que se trabaja con bastante autonomía y que la palabra es la principal herramienta. Los trabajadores sociales no saben trabajar con la enfermedad ni es su incumbencia profesional. Para desarrollar su intervención se cuenta con el bagaje para trabajar con usuarios y con familias cuyos miembros cuentan con diferentes diagnósticos médicos. La diferencia radica en los vínculos y en conformar equipos.
Independientemente de la profesión de cada uno, se considera que esta experiencia que se relata es positiva puesto que la relatora se acercó al “equipo de hemi” desde lo vincular, y desde aquí es que se continuaron construyendo procesos de trabajo relacionales, singulares, situacionales, interdisciplinarios. La intervención de los trabajadores de la salud es siempre con otro.
NOTAS
- Decreto/Ley 9276 de 1956. Organización de la comisión nacional de rehabilitación del lisiado. 23 de mayo de 1956.
- Gabás, L. (2003). Antecedentes Históricos del edificio e instalaciones que ocupa el Instituto de Rehabilitación Psicofísica. Boletín del Departamento de Docencia e Investigación IReP, volumen 7 (2), 28-41.
- Hemi: apócope de hemipléjico/hemiplejía.
- Cónsul: apócope de consultorio.
- Spinelli, H. (2010). Las dimensiones del campo de la salud en Argentina. Salud Colectiva, volumen 6(3), 275-293. https://doi.org/10.18294/sc.2010.285